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Ganado Lechero y Micotoxinas
06-03-23
Aflatoxinas: un problema de salud animal y humana por igual

Ganado Lechero y Micotoxinas

Empezando por lo más básico, diremos que: las micotoxinas son subproductos tóxicos del metabolismo de algunas especies de hongos.

¿Qué las hace tan importantes?

Estas toxinas destacan por dos motivos, cada uno de ellos centra la problemática en un punto diferente, pero todos confluyen en un origen y en las mismas soluciones comunes:

  • Gran impacto sobre la Producción Animal
  • Riesgo para la Salud Humana.

Origen

Las micotoxinas pueden contaminar prácticamente cualquier alimento. Su presencia o ausencia dependerá de que crezcan hongos de los géneros Aspergillus, Penicillium, Acremonium y/o Fusarium en la materia prima en cuestión; en el caso de la leche y sus derivados, que las vacas, ovejas o cabras que hayan producido esa leche se hayan alimentado con raciones contaminadas.

Clasificación

Por su importancia médico-veterinaria y económica podemos destacar los siguientes grupos de micotoxinas:

  • Aflatoxinas
  • Zearalenona
  • Fumonisina
  • Ocratoxinas
  • Tricotecenos
  • Alcaloides ergóticos

Aflatoxinas

Dentro de las micotoxinas debemos destacar las aflatoxinas, un grupo especialmente peligroso y con implicaciones concretas a nivel legal.

Estas toxinas son producidas por especies del género Aspergillus. En alimentación animal es frecuente que se encuentre implicado el hongo Aspergillus flavus, muy proclive a crecer en el maíz.

Hay cuatro aflatoxinas a las que debemos prestar atención: B1, B2, G1 y G2. Sin olvidarnos de la M1 y M2, dos aflatoxinas que aparecen en leche y sus derivados, como resultado de la ingestión y metabolización de las aflatoxinas B1 y B2, respectivamente. B1 y M1 son dos toxinas con un potente efecto carcinogénico.

Efecto de las Aflatoxinas sobre la Producción Animal

Los rumiantes cuentan con una tolerancia a las aflatoxinas mayor que los monogástricos, lo que se debe a la capacidad destoxificante de la microbiota ruminal. Sin embargo, esta tolerancia (0-30 % más que los monogástricos) varia y depende de múltiples factores.

Toda intoxicación por micotoxinas será más o menos grave en función de: la especie, el sexo, la edad, el estado fisiológico (gestación, lactación, etc.), otras patologías y, evidentemente, la micotoxina implicada, la cantidad ingerida y el tiempo que se haya estado expuesto a la toxina.

Un animal con intoxicación aguda por aflatoxinas se mostrará decaído, con poca respuesta a los estímulos, poco apetito o ausencia total de apetito, pérdida de peso, trastornos de tipo grastroentérico, hemorragias, edema pulmonar y lesiones en el hígado. Este tipo de intoxicaciones se dan en animales que han ingerido una cantidad elevada de aflatoxinas en poco tiempo.

Si, por el contrario, se consume una cantidad baja-moderada de aflatoxinas durante mucho tiempo, se producirá una intoxicación crónica. Los animales con una intoxicación crónica muestran un descenso en la ingesta de la ración y un descenso en la producción: menor crecimiento, menor producción lechera, peores resultados de preñez, etc.

Todos estos efectos no deben atribuirse únicamente al efecto directamente tóxico que tienen las micotoxinas, sino también al empeoramiento que sufren las materias de alimentación en cuanto a palatabilidad y valor nutricional. Además, las micotoxinas siempre tienen un efecto negativo sobre el sistema inmune, disminuyendo la inmunidad inducida por vacunas y la resistencia frente a enfermedades. Esto puede llevar a que, en granjas donde la presión de infección no ha aumentado (mismos patógenos y mismas condiciones ambientales y de manejo), se produzcan nuevas infecciones por un descenso de la inmunidad de los animales.

Efectos sobre la Salud Humana

Como ya hemos dicho, cualquier hembra de mamífero lactante que ingiera aflatoxina B1, metabolizará esta toxina, transformándola y excretándola en la leche en forma de aflatoxina M1, pudiendo llegar a la cadena alimentaria a través de la leche o cualquier derivado lácteo. Ambas toxinas son potentes carcinógenos: es por este motivo que se encuentran limitados por ley los niveles de estas dos toxinas en los alimentos. La UE impone un límite máximo de 0,05 ppb de aflatoxina M1 en la leche.

Fuentes de Contaminación

Como es lógico, toda materia prima utilizada en alimentación animal que pueda presentar crecimiento de hongos, visibles o no a simple vista, puede presentar micotoxinas de distintos tipos.

¿Dónde está el problema? Pues que, en general, los hongos capaces de producir micotoxinas pueden crecer a temperaturas entre -3 y +40 ºC, a valores de pH de entre 2 y 10 y cuando la actividad del agua se encuentra por encima de 0,77. ¿Qué alimentos coinciden con estas características? Todos.

Los hongos pueden producir y liberar micotoxinas durante todo el proceso de producción de las materias vegetales. Desde la siembra y crecimiento, pasando por la cosecha, hasta el almacenamiento y manejo que se haga de estos hasta que lo consuman los animales.

Contaminación de materias primas vegetales

Los cultivos pueden sufrir diversas alteraciones que incrementen la probabilidad de que se produzca un crecimiento de hongos productores de micotoxinas:

  • Antes de la cosecha: problemas de fertilidad, plagas, sequías, lluvia y humedad excesiva, temperaturas extremas, otras enfermedades vegetales.
  • Durante la cosecha: recolección tardía, humedad inadecuada (excesiva en caso de granos y henos; insuficiente en caso de ensilados), mala elaboración del ensilado.
  • Durante el almacenamiento: problemas de humedad (exceso o deficiencia), exposición a las condiciones climáticas, fermentación no deseable.
  • En la alimentación de los animales: zona de alimentación sucia, limpieza de comederos deficiente, consumo tardío de granos o partes húmedas, consumo del frente del ensilado incorrecto.

Prevención

Se considera que un buen manejo de los cultivos es la mejor forma de prevenir la formación de micotoxinas en las materias primas, pero en la práctica esto resulta inviable debido a la multitud de factores ambientales que influyen.

Por tanto, nos centraremos en:

  • Cosechar las materias primas en el momento indicado y darles un uso compatible con su grado de humedad.
  • Elaborar los ensilados de forma correcta, con un grado adecuado de humedad, un trabajo mecánico y empaquetado correcto y su posterior conservación en condiciones adecuadas.
  • Conservación de todas las materias de alimentación de forma adecuada: no expuestas a las inclemencias del tiempo, ubicarlas en lugares saneados e higienizados donde la humedad este controlada y no pueda sufrir el ataque de plagas, roedores y aves.
  • Mantener comederos, carros de alimentación y pasillos de alimentación limpios, retirando los restos de comida rechazados por los animales antes de alimentarlos de nuevo.

Cumpliendo todos estos puntos, debemos asumir que, desde que se analizan las materias primas (en caso de analizarse) hasta que los animales las consumen, puede producirse un crecimiento de hongos y subsecuente contaminación. Por tanto, nuestro mejor aliado en estos casos son los secuestrantes de micotoxinas.

Un buen secuestrante de micotoxinas no solo evitará que nuestros animales enfermen o se nos obligue a tirar leche por presencia de M1, también nos ayudará a maximizar la rentabilidad de nuestra explotación. No debemos olvidar que las micotoxinas no son visibles al ojo humano: un producto con aspecto normal puede estar altamente contaminado.

El uso de un secuestrante también nos dará otros beneficios:

  • Mejor estado inmunitario: defensa frente infecciones y mejor resultado del programa vacunal.
  • Mayor aprovechamiento de la ración: los animales no rechazarán la ración por intoxicación subclínica o clínica, evitando descensos en la producción.
  • Mejores índices reproductivos.

Agropal pone a tu disposición un equipo de técnicos veterinarios para asesorarte y mejorar la rentabilidad en tu explotación


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