A veces, vemos problemas en nuestro cultivo de alfalfa que nos lleva a dudar qué le está pasando y por qué no se desarrolla en condiciones normales. En este artículo os vamos a hablar de dos enfermedades que suelen atacar a las alfalfas para que las identifiquéis mejor y podamos sanear nuestro cultivo lo más rápido posible, consiguiendo así la menor bajada de rendimiento.

VIRUELA DE LA ALFALFA

Es la más frecuente de las enfermedades foliares de la alfalfa. Es una enfermedad ocasionada por un hongo ascomiceto Pseudopeziza medicaginis, ataca principalmente a plantas jóvenes y hojas inferiores, y también se pueden ver en otras leguminosas como esparceta y veza villosa.

El hongo inverna en el suelo sobre hojas sin descomponer. La infección primaria se produce en primavera, por ascosporas liberadas en las hojas caídas en otoño. Las infecciones secundarias se producen por contagio desde hojas vivas. El viento y la lluvia favorecen la diseminación.

Las condiciones óptimas para su desarrollo son humedad relativa alta, por encima del 80 % y una temperatura entorno a los 20 ºC. Esto quiere decir que con lluvias intensas o con los riegos en alfalfas de regadío la enfermedad se multiplica con gran rapidez.

Sin embargo, con temperaturas superiores a 25 º C o condiciones de baja humedad relativa el hongo no es capaz de reproducirse y la infección se detiene.

Podemos detectar la enfermedad, que empieza en pequeños rodales, porque vemos pequeñas manchas en las hojas inferiores acompañadas de un amarillamiento de esas hojas que puede llegar a secar esas hojas si el ataque es grande, produciendo defoliaciones especialmente en la parte más baja de la planta. Todo esto provoca un menor crecimiento de la alfalfa, así como un deterioro de su calidad al secarse precisamente las hojas.

La mejor forma de atenuar el ataque o hacerlo desaparecer es adelantar la siega, para retirar la mayor parte del inóculo (hongo) de nuestra tierra, segando lo más bajo posible.

Una fertilización equilibrada, y un aporte de potasio que evite carencias se ha visto también como una medida muy efectiva para la no aparición del hongo.

MAL VINOSO

El mal vinoso está causado por el basidiomiceto Helicobasidium brebissonii (forma asexual, Rhizoctonia crocorum), es un hongo de suelo que ataca también a otros cultivos como son remolacha, zanahoria, patata.

El hongo puede permanecer vivo en el suelo durante muchos años, alimentándose de la materia orgánica que éste tiene disponible, hasta que se siembre un cultivo sensible a este hongo y será entonces cuando parasite a dicho cultivo.

El hongo ataca la raíz y provoca un micelio violáceo, de ahí su nombre de Mal Vinoso, porque es un color como de vino tinto. La raíz de la alfalfa acaba acorchada provocando la muerte de la planta. Se observan rodales con plantas secas que enseguida serán colonizadas por malas hierbas.

Es la enfermedad que provoca más daño en los cultivos de alfalfa de nuestra zona y se ve favorecida por un exceso de humedad en el suelo y una temperatura suave. Empieza desde el primer año de cultivo con plantas sueltas que amarillean y se acaban secando.

Es una enfermedad casi imposible de combatir y como solución tendríamos que dar riegos más cortos y frecuentes a la alfalfa para evitar encharcamientos excesivos. Así como, antes de sembrar la alfalfa, intentaríamos mejorar la estructura del suelo para evitar encharcamientos.

Para un buen control de enfermedades, plagas y malas hierbas, se recomienda siempre contactar con el equipo técnico de Agropal, que te asesora sobre los mejores tratamientos y técnicas para maximizar los rendimientos de tu cosecha.