La necrobacilosis interdigital es una enfermedad del ganado bovino, siendo una causa habitual de cojera. Es una infección asociada con Fusobacterium necrophorum y otras bacterias como Porphyromonas assacharolytica y especies de Prevotella, caracterizada por la inflamación aguda de tejidos subcutáneos del espacio interior de las pezuñas y la banda superior que rodea la misma, con hinchazón difusa de la zona, fisura (herida) y necrosis de los tejidos del espacio que hay entre los dedos, junto con diversos grados de cojera y un olor muy desagradable.
ETIOLOGÍA Y PATOGÉNESIS
Durante muchos años, Fusobacterium necrophorum y Bacteroides melaninogenicus se consideraron las principales causas de esta enfermedad, con Fusobacterium necrophorum más comúnmente aislado. Ambos son organismos anaerobios obligados, que solo crecen en ausencia de oxígeno.
Si la piel del espacio interdigital está sana, es resistente a la infección por las bacterias; se necesita una lesión en la piel para que la infección pueda aparecer. Corrales con abundantes heces húmedas o mucha suciedad pueden estropear la piel como barrera defensiva, haciendola más vulnerable a la infección. Otros factores predisponentes son los traumas que puedan producir piedras, palos, etc.
SIGNOS CLÍNICOS Y DIAGNÓSTICO
El signo clínico más temprano que podemos encontrar en granja es la cojera, lo que aumenta en severidad cuando la enfermedad progresa, y una hinchazón simétrica, bilateral e hiperémica (adquiere un color rojo) de los bulbos del talón. La piel está intacta durante las primeras veinticuatro horas de cojera. La hinchazón se produce en el espacio interdigital y se propaga por todo la banda coronaria. Se desarrolla una herida en la piel que hay entre los dedos que puede extenderse a lo largo de la longitud de la hendidura y localizar en la parte anterior de la hendidura o entre los bulbos de los talones.
Estas lesiones son a veces difíciles de ver a menos que el pie se inmovilice durante el examen. La lesión (fisura) es a menudo necrótica a lo largo de sus bordes y tiene un mal olor característico; de ahí que en ocasiones se le llame vulgarmente “la putrefacción del pie”. Las patas delanteras se ven afectadas con mayor frecuencia. Si no se trata, puede llegar a ser una inflamación grave que se extiende alrededor del pie y la pata, con marcada separación de las pezuñas.
El diagnóstico de esta enfermedad se hace mediante la observación del animal y examen físico de los pies de las lesiones grandes, que se pueden ver a simple vista, características. Normalmente no es necesario hacer más pruebas complementarias para el diagnóstico de la enfermedad, ni siquiera en vacuno de leche, donde los controles de salud de patas son más frecuentes.
Existen otras enfermedades, que hay que diferenciar y que también producen las cojeras en ganado vacuno. Estas son la abrasión de la pezuña o abscesos, sepsis (infección) digital profunda, abceso único, artritis séptica y las heridas digitales causadas por un trauma. Las abrasiones se producen como resultado de deslizamiento del ganado al girar sus pezuñas sobre hormigón mal rayado, que es demasiado resbaladizo y ofrece un agarre deficiente. En la mayoría de los casos las abrasiones se producen en las patas traseras.
En los casos de necrobacilosis, si se explora la pezuña con unas tenazas, puede observarse la salida de un fluido oscuro, o incluso sangre, al aplicar una cierta presión.
La hinchazón atribuible a la necrobacilosis es simétrica con respecto al eje longitudinal del pie, esto es, los dos dedos y la corona se inflaman por igual. La hinchazón derivada de otras infecciones bacterianas profundas suelen afectar más a un dedo que a otro, no son simétricas. Estas condiciones se pueden diferenciar mediante la visualización del pie desde la parte trasera y la comparación de la anchura de los bulbos del talón. Los bulbos del talón son de tamaño similar (simétrica) en la necrobacilosis, mientras que en otras infecciones profundas de los dedos se caracterizan por ampliación notable de la “bombilla” talón en el lado afectado (asimétrica).
En el caso de los abscesos en la suela de la pezuña, que también producen cojeras, no suele haber hinchazón cuando el animal empieza a caminar mal. Además, en estos casos no aparece lesión de la piel en el espacio que hay entre los dedos. En el caso de abscesos en la suela, el diagnóstico se hace presionando la zona donde se sospecha que existe la lesión o durante el raspado o recorte de la pezuña en la zona afectada.
TRATAMIENTO Y PREVENCIÓN
El diagnóstico temprano y la iniciación de la terapia antimicrobiana son esenciales para lograr buenos índices de recuperación. Es fundamental que el tratamiento se realice en el comienzo del proceso, ya que en caso contrario el problema será mucho más complicado de resolver.
Existe una forma muy severa que se presenta con cojera aguda grave e inflamación del espacio que hay entre los dedos; si no se trata, se desarrollará rápidamente una profunda erosión del espacio interdigital, la inflamación se extenderá por encima de la banda coronaria de la pezuña y dará lugar a una artritis bacteriana de muy difícil recuperación.
La prevención y control de esta enfermedad comienza con la gestión del medio ambiente en el que se encuentran los animales. La higiene y la desinfección de los espacios en los que están los animales es crucial. Los corrales deben ser raspados y limpiados para reducir la acumulación de suciedad y estiércol. Los agujeros en corrales y zonas de descanso deben ser reparados, los suelos sometidos a un proceso de rayado adecuado, además de disponer de un buen drenaje para evitar encharcamientos. Las zonas de alto tráfico, como alrededor de comederos y bebederos, deben limpiarse con regularidad. Debemos evitar suelos rugosos y otras superficies que puedan producir traumatismos y retirar las piedras u otros materiales que podrían lesionar la piel del espacio interdigital.
Los pediluvios o baños de las pezuñas, que son muy frecuentemente usados en vacuno de leche a la salida de la sala de ordeño, son poco usados en el cebo debido a la dificultad para hacer pasar los terneros por los mismos. La experiencia de los técnicos de Agropal es que su uso en ganado en extensivo y en cebo funciona muy bien acortando los tiempos de recuperación.
El tratamiento consiste en antibióticos “sistémicos” o incluso por vía tópica, en forma de espráis o pomadas; en el caso de complicaciones, con infecciones más graves, se puede utilizar la vía endovenosa regional para hacer un tratamiento antibiótico de la zona.
A modo de conclusión, recordad que el manejo preventivo y el correcto cuidado de las instalaciones son claves en el control de esta enfermedad. Los técnicos de Agropal están a vuestra disposición para ayudaros a diseñar un programa de manejo ambiental adecuado a vuestras explotaciones.