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Manejo de las camas: alternativas a la cama caliente de paja
01-11-23

Manejo de las camas: alternativas  a la cama caliente de paja

La paja es el material más utilizado históricamente para encamar en las regiones cerealistas, debido a la proximidad entre su producción y las explotaciones adyacentes, y su coste moderado como subproducto.

Desgraciadamente, años de mala cosecha de cereal implican no solo una menor producción de grano, sino también de paja. Esto ha provocado este año un encarecimiento muy considerable de esta materia prima.

Su uso como fuente de fibra efectiva en alimentación animal también obliga a considerar el uso prioritario que debe darse a la paja. ¿Tiene sentido utilizar este material para encamar en explotaciones con una infraestructura y situación que permite otras formas de manejo?

Las explotaciones con cama caliente que desean reducir el uso de paja deben tener en cuenta que ésto puede resultar problemático a nivel de salud y bienestar animal, pero disponen de algunas estrategias para conseguirlo minimizando riesgos:

1. Aprovechamiento de patios, prados y pastos cercanos a la zona de estabulación: permitir a los animales salir a estas zonas durante el día, e incluso la noche en el caso de zonas correctamente valladas, impactará de forma positiva en su salud y bienestar, a la vez que se reduce el tiempo que los animales están en la zona de estabulación ensuciando la cama. Las zonas de ejercicio deberían contar con agua y zonas de sombra para que los animales las aprovechen.

2. Uso de secantes, higienizantes y otros inóculos bacterianos en la cama: existen productos que reducen el contenido en humedad y bacterias, alargando la vida útil de esa cama y reduciendo el riesgo de infecciones en los animales.

3. Optimización de la ventilación: cuidándonos de evitar corrientes excesivas que perjudiquen al ganado, un aprovechamiento de la ventilación natural de las naves, o utilizando ventilación forzada, va a favorecer que las camas se mantengan secas más tiempo.

Por otro lado, existen explotaciones que, en ausencia de cubículos, están utilizando una cama caliente que podría sustituirse por la cama fría, reduciendo drásticamente el consumo de paja en el encamado.

¿En qué consiste la cama fría?

La cama fría se basa en la técnica de reducir la cantidad de bacterias patógenas de la cama, oxigenándola y reduciendo su humedad. Modificando éstas condiciones se impide el crecimiento de microorganismos a pesar de que haya suficiente materia orgánica en la cama. La cama fría puede ayudar a controlar ciertas patologías podales y cutáneas derivadas de una cama húmeda y cargada de bacterias si se maneja correctamente.

¿Cómo se prepara una cama fría?

Lo primero es limpiar correctamente la zona donde se va a instalar. Retirar todos los restos de materia orgánica y desinfectar, como en cualquier otra cama correctamente elaborada. Una vez desinfectado y seco, se añade una gruesa capa de paja, de unos 40 cm de espesor. Una vez formada esa base inicial, no será necesario añadir más material salvo que la cama se humedezca por causas meteorológicas (lluvias, niebla...).

¿Cómo se mantiene seca?

Es muy útil el uso de secantes e higienizantes (e incluso siembras con determinados productos bacterianos) para mantener la cama en buen estado, aunque el mecanismo principal para mantener la cama fría es la aireación regular. Para ello, cada día, aprovechando la salida de las vacas de la zona de estabulación en las horas de ordeño, se pasará una rotavator o un apero de labranza (rastrillo, grada rotatoria, etc.) para fragmentar, soltar y voltear la cama, permitiendo que esta entre en contacto con el aire evitando fermentaciones y favoreciendo que se seque por oreo del material de la misma.

¿Qué zonas debe tener un establo con cama fría?

Debe diferenciarse la zona de estabulación, donde las vacas reposan, y la zona de patio, donde se ubican comederos y bebederos y las vacas cubren sus necesidades de comportamiento. Para ayudar a diferenciar ambas zonas es conveniente contar con un bordillo de separación que ayude a mantener limpia la zona de reposo, pero puede incluso colocarse un muro de 1-1,5 m, en función de la estatura de los animales, y aperturas de 4 metros cada 15 metros de muro. El suelo de la zona de reposo puede ser de hormigón o de tierra compactada, ambas opciones son viables, la tierra permite un drenaje que el hormigón no, mientras que el hormigón permite crear pendientes que ayuden a evacuar líquidos.

¿Qué requisitos ambientales son necesarios para hacer cama fría?

En general, no se recomienda aplicar este tipo de cama en zonas con una pluviosidad anual superior a los 300 L/año. Pero debe tenerse en cuenta la ubicación concreta de la explotación y si las precipitaciones se concentran en una época concreta o son constantes a lo largo del año. Al tratarse de un sistema de estabulación libre como la cama caliente, en épocas de gran humedad ambiental, se puede sustituir por un encamado caliente de forma temporal hasta que vuelva el periodo seco. Acostumbrados al manejo de cama fría (cuidado de las camas dos veces al día), se sustituiría el aireado de la cama por un encamado regular con una fina capa de paja. Es preferible mantener la cama caliente con paja nueva en pequeñas cantidades pero con mucha frecuencia, que utilizar grandes cantidades de paja con dos o más días de diferencia. Esto se debe a que un exceso de paja favorece la formación de bolsas de aire donde se produce fermentación y crecimiento de microorganismos, y se dificulta el drenaje. Además de no mantenerse limpia la superficie en contacto con la ubre pasadas 24-36 horas.

Una buena ubicación para hacer cama caliente es aquella en la que hay un diseño de naves que favorezca la ventilación natural y que reciban cierta cantidad de horas de sol. No es recomendable hacer cama fría en zonas con humedad relativa elevada de forma constante, sin vientos regulares y en zonas sombrías y con tendencia a formar bancos de niebla.

¿Cualquier nave sirve para hacer cama fría?

En líneas generales, no. Pero como vamos viendo, existen muchos factores que intervienen en el estado de la cama fría. He aquí algunos puntos a tener en cuenta:

  • Nave abierta: a excepción de los parapetos básicos, lo ideal para cama fría es una nave totalmente abierta que busca maximizar la ventilación. Pueden usarse rejillas que reduzcan la intensidad del viento cuando este pueda ser fuerte y un alero con suficiente longitud para evitar la entrada de precipitaciones en la zona de estabulación.
  • Altura del tejado: idealmente, el punto más bajo del tejado estará a cinco metros del suelo, mientras que la cumbrera del tejado estará como mínimo a nueve metros del suelo. Una regla para calcular la altura adecuada sería: 1x3 (altura x anchura), por tanto, una nave de 30 metros de anchura deberá tener 10 de altura. Cuando la altura es insuficiente se dificulta la aireación natural. Pero la presencia o ausencia de vientos dominantes y la mayor o menor apertura de las paredes de la nave también juegan un papel clave en la aireación.
  • Densidad de animales: en la zona de reposo debemos disponer, idealmente, con 10 m2/animal, no hay ningún problema en disponer de más superficie por animal, pero se recomienda evitar aumentar la concentración de animales. La zona de patio debería contar aún con más espacio, entre 2 y 2,5 veces la de estabulación. De lo contrario, los animales se relacionarán por igual en la zona de reposo y esto impedirá el correcto mantenimiento de la cama.
    Fuente: La “cama fría”, un sistema que funciona. Luís Miguel Jiménez y Nuria Roger. Servet Talavera.

Llegados a este punto, es importante destacar que las necesidades de espacio aumentan en el caso de la cama caliente. Si actualmente está utilizando cama caliente y no dispone de los diez metros cuadrados por vaca, sus animales se encuentran hacinados y pueden darse multitud de patologías relacionadas con esa densidad excesiva.

En naves donde se utiliza cama caliente, puede no bastar con cambiar el manejo de cama caliente a cama fría, sino que sea necesario mejorar la estabulación mediante construcción o ampliación de tejados para aumentar la superficie cubierta (protegida de la lluvia y el rocío) y abrir puntos de ventilación laterales o portones.

¿Qué alternativas hay para las explotaciones con estabulación libre con cubículos?

La paja también se utiliza como relleno de los tan populares cubículos, pero la variedad de materiales que hay y las nuevas tecnologías que siguen apareciendo nos indican que ningún material es perfecto.

A continuación, haremos un breve análisis de alternativas de encamado sobre cubículos, según la información contenida en un estudio de G. Gómez Grobas.

En dicho estudio, uno de los primeros datos que nos presentan es la diferencia de 6 L de leche/vaca y día en función de si la cama es adecuada o deficiente, independientemente del material utilizado. El autor resalta que este efecto no se debe exclusivamente a la cama, sino a que las explotaciones con camas cuidadas suelen ser también las que más cuidan otros aspectos del manejo.

Algo que destaca es la correlación directa entre el precio del material de cama y el estado de estas. Cuando el material utilizado es barato, se encama de forma más asidua, asegurando un llenado adecuado de los cubículos con material limpio.

Hablando de precios, nos presenta la siguiente tabla:

Arena Serrín Serrín + carbonato Paja Goma + relleno
kg/vaca/día 12 5 6 2 4
€/tonelada 11,54 66,66 44,50 95 54,40
€/vaca/día 0,14 0,33 0,27 0,19 0,22
€/año/100 vacas 5.054 12.165 9.745 6.935 7.957

Como vemos, de material más barato a más caro, tenemos la arena, la paja, las colchonetas de goma, el serrín combinado con bicarbonato y el serrín puro.

Cada material presenta sus ventajas y desventajas, y su accesibilidad varía mucho de una zona a otra, así como su precio. Pero también debemos tener en cuenta el impacto en la explotación, en la gestión de los residuos, costes derivados de su uso, adaptación a las instalaciones previas y clima local, etc.

La arena, al ser barata, inorgánica y no retener la humedad parece una buena solución, y la baja incidencia de patologías podales suma puntos para este material. Pero debemos tener en cuenta que es un material sumamente abrasivo, tanto para los animales como para las instalaciones que se irán erosionando y habrá que rehacer, y tiene el inconveniente de acumularse en el fondo de la fosa de purines. Además, al ser inorgánico no es compostable, lo que puede suponer un problema a la hora de abonar las tierras con el estiércol. Antes de implantarse conviene calcular el consumo de arena que tendrá la explotación y la superficie disponible para esparcir el abono, así como el tipo de tierra de dicho terreno.

La paja puede experimentar subidas de precio muy considerables y se trata de un material orgánico que favorece el crecimiento de bacterias, además de tener también un uso en alimentación que no podemos dejar de lado.

Las colchonetas tienen una vida útil limitada con un coste considerable, pero presentan ventajas a la hora de limpiar y desinfectar. El autor menciona en su estudio que las explotaciones con colchonetas de goma presentan mayor incidencia de úlceras debido al peor descanso de las vacas, a las que no les resulta igual de confortable que otros materiales.

El serrín presenta ventajas y desventajas similares a la paja. Ambos son materiales orgánicos compostables, pero en general se encuentran disponibles en zonas opuestas. Si la paja es accesible en zonas cerealistas, el serrín se encuentra disponible en zonas con aserraderos. Este material combinado con el carbonato requiere un arado continuo para evitar un endurecimiento por compactación al humedecerse, igual que el carbonato solo.

Por último, tenemos las camas de residuos de estiércol reciclados, que resultan el material de encamado más barato con diferencia, ya que se elaboran a partir de los purines de la propia explotación. Esto también tiene un impacto positivo en el volumen de residuos a tratar. ¿Dónde está la pega? El equipo necesario para tratar los purines y convertirlo en un material apto para llenar los cubículos tiene un coste que llega a superar los 100.000 €, además del coste eléctrico que tiene su funcionamiento. Este sistema solo resulta viable en explotaciones de gran tamaño.


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