La pauta nutricional de una explotación varía en función de la especie, momento productivo y granja, pero casi todos los casos tienen algo en común: el potencial uso de cereales como fuente de energía en forma de carbohidratos. Como consecuencia, su nivel de inclusión en algunas fórmulas de piensos compuestos puede ser muy alto (como en el cebo de terneros o en el ganado porcino), por lo que es esencial controlar su calidad.

Podemos dividir los principales cereales utilizados en nutrición animal en dos grupos: por un lado, el maíz y, por otro, la cebada, el trigo, la avena o el centeno. El maíz es bastante estable en cuanto a composición, con un alto valor energético y muy palatable. El resto de cereales aportan menos energía y suelen tener una composición más variable. Aún así, es interesante utilizar varios tipos de cereales dentro de la misma fórmula con el fin de lograr un producto completo y seguro.

En la fábrica, el control de calidad del cereal comienza en el momento de la recepción. Los análisis que se llevan a cabo son los que podemos ver en la siguiente tabla al final de la página.

Resumen de los controles llevados a cabo en Agropal sobre el cereal que entra en fábrica:

Los tres primeros controles son rutinarios mientras que los dos últimos se llevan a cabo de forma dirigida de acuerdo con el programa de calidad de la fábrica y con la legislación vigente.

De todos los aspectos mencionados, cabe destacar la importancia de algunos en el deterioro y seguridad del pienso. Un alto porcentaje de humedad en la materia prima puede producir apelmazamiento, sobrecrecimiento microbiológico y aparición de micotoxinas durante el almacenaje.

En cuanto a insectos, el gorgojo es una de las principales causas de merma en los almacenes. Se alimenta del interior de los granos y excretan sobre ellos, reduciendo su peso y capacidad de germinar, y aumentando su temperatura. El cereal se vuelve más vulnerable a la aparición de moho y otras enfermedades, así como a la entrada de otros parásitos.

La presencia de microorganismos por encima de los límites recomendados puede afectar a la salud de los animales, comprometiendo el rendimiento en granja (reducción del IC, aumento de la mortalidad, etc.) y reduciendo la calidad del producto final. De esta forma, cuanto mayor sea la presencia de:

• Hongos, mayor será el riesgo de producción de micotoxinas.
• Microorganismos patógenos, mayor será la probabilidad de aparición de enfermedades en los animales (colibacilosis, clostridiosis o salmonelosis). Un pienso contaminado con Salmonella podría provocar un brote de salmonelosis en granja y transmitirse al ser humano a través del consumo de productos de origen animal.
• Enterobacterias, cuando aparecen se incrementa la probabilidad de que haya presencia de otros patógenos de la misma familia en el pienso.

Las micotoxinas son contaminantes naturales producidos por algunas especies de hongos en condiciones de temperatura y humedad óptimas. Pueden producirse durante el cultivo, la cosecha o el almacenamiento. Tienen un efecto perjudicial en la salud animal y/o humana y son resistentes a la mayoría de procesos de descontaminación.

Resumen de algunas de las micotoxinas más frecuentes y sus principales efectos:

Aunque el control en fábrica sea exhaustivo, el riesgo de deterioro o contaminación del producto existe a lo largo de todo el proceso. Por ello, también debemos aplicar buenas prácticas en el campo y en la explotación. Hoy en día, multitud de ganaderos cultivan su propio cereal y lo utilizan como ingrediente en la alimentación de sus animales, por lo que sería ideal almacenarlo en las mejores condiciones, con controles de temperatura y humedad adecuados. Si es tu caso, puedes consultar a los técnicos de agricultura y de ganadería de Agropal. Ellos te darán las mejores recomendaciones para asegurar la conservación de tus producciones.

CONCLUSIONES

• Debido a su alto nivel de inclusión, los cereales son el principal ingrediente de los piensos compuestos. Por ello, van a condicionar en gran medida la calidad y características del producto final.
• No solo deben ser objeto de control en la fábrica de piensos, sino a lo largo de todo el proceso productivo (desde su cultivo hasta el almacenamiento en granja para ser consumido).
• Los principales responsables de su deterioro son los insectos y los microorganismos. Es importante tener en cuenta que una materia o pienso contaminados pueden provocar múltiples patologías en nuestros animales y, por ende, en los seres humanos que los consuman.