El maíz es un cereal que tiene una buena eficiencia en el aprovechamiento del agua. Se necesitan 350 litros de agua para producir 1 kg de materia seca, pero no llegando al nivel de la remolacha que usa de 200 a 300 litros de agua por kilo de materia seca producida.

La necesidad total de agua que un maíz llega a consumir oscila entre 5.000 y 8.000 litros dependiendo de varios factores como producción, temperatura, abonado, preparación del terreno, etc. Hay momentos en los que la carencia de agua en el cultivo va a provocar pérdidas de rendimiento que pueden ir desde ligeras a severas dependiendo del momento y gravedad de esa escasez de agua. A continuación, te contamos los momentos más críticos y sus efectos:

• Antiguamente, y aún hoy todavía existe entre algunos agricultores la creencia de que el maíz necesita pasar sed en los primeros estadios del cultivo para que las raíces profundicen más buscando esa agua y así la planta esté mejor anclada. Esto es un error y puede provocar pérdidas de crecimiento final de la planta y una menor superficie foliar de la planta, redundando todo ello en una merma de producción.
• La siguiente fase, que iría desde la aparición de la séptima hoja hasta la floración, es cuando se define el número potencial máximo de hileras en la mazorca, el número potencial de granos por hilera (número de óvulos) y el tamaño potencial de la mazorca, por lo que un estrés por falta de agua en estas fases puede provocar pérdidas de producción de hasta el 50 %.
• Pero, sin duda, la fase más crítica en cuanto a necesidades de agua es la fase de polinización y fecundación. Diversas investigaciones han demostrado como el periodo comprendido entre los 15 días previos y 15 días posteriores a la floración (período crítico) es clave para la determinación del rendimiento. Si la planta de maíz no tiene el agua necesario y suficiente, se produce un descenso en la calidad del polen y en las sedas no se fecundarán todos los óvulos provocando un acusado descenso de producción.
• Cuando llega el estadio de madurez fisiológica, se forma una capa negra en la base del grano de maíz, lo que llamamos punto negro (como vemos en la imagen), y esto impide el movimiento de materia seca y de nutrientes desde la planta hasta el grano. Los granos alcanzan su peso máximo y quedan con 30-35 % humedad. En este estadio el cultivo de maíz ha completado su ciclo y los granos se encuentran fisiológicamente maduros. Es el momento en el que ya no se debe regar nuestro cultivo de maíz. Es importante diferenciar bien este momento para no malgastar agua y energía.

Y tan importante como la falta de agua en el cultivo de maíz es la carencia de nutrientes. De un correcto abonado depende la rentabilidad de nuestros maíces.

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