El nitrógeno es el elemento más importante en la producción de los cultivos, si no hay una carencia del resto de nutrientes, que entonces entraríamos de lleno a aplicar la ley del mínimo, que quiere decir que el nutriente que este por debajo de las necesidades del cultivo es el que va a determinar la producción máxima.
La mayor demanda de nitrógeno la tiene el maíz a partir de que aparece la sexta hoja hasta la floración.
Se ha podido observar que el nitrógeno absorbido por tonelada de grano disminuye ligeramente conforme aumenta la producción obtenida. Varios estudios muestran como el contenido en nitrógeno total (% N) de las partes aéreas de las plantas disminuye durante el ciclo vegetativo. Es el resultado de dos procesos:
- Conforme el cultivo crece, disminuye el contenido en nitrógeno de las hojas sombreadas, de forma que las hojas de las partes superiores de la planta son más ricas en este elemento.
- El aumento de la proporción de tejidos de mantenimiento (tallos) y de almacenaje, que contienen generalmente un valor más bajo en nitrógeno que las hojas más activas.
Por eso, en la medida que la biomasa (el peso en seco de su parte aérea) de un cultivo aumenta, el contenido de N disminuye (% sobre sustancia seca). Como consecuencia, conforme aumenta la cosecha, disminuye la absorción de N por tonelada de producción.
Como extracción media podemos establecer que se necesitan de 22 a 30 unidades por cada tn de maíz producida, pero es verdad que nunca se suele pasar de 300 unidades totales, sumando las aplicadas en fondo y en cobertera.
Cuando hacemos un balance de nitrógeno para nuestro cultivo hay que tener en cuenta:
- Necesidades de nitrógeno del cultivo según producción esperada.
- Contenido inicial de nitrógeno en nuestro suelo. Importante hacer análisis de suelo para conseguir ahorro y eficiencia en el abonado.
- Materia orgánica de nuestro suelo. Los suelos españoles presentan, mayoritariamente, contenidos en MO entre el 1 y 2 %, y pueden aportan al suelo entre 15 y 30 kg de N/ha en el caso de tierras fuertes y climas fríos, y entre 30 y 60 kg de N/ha en el caso de suelos arenosos y climas cálidos.
- Cultivo anterior. Dependiendo de cuál fue el cultivo anterior al maíz, podemos tener cantidades de nitrógeno importantes en el suelo. Las leguminosas son las que más nitrógeno nos van a dejar, siendo la estrella la alfalfa, que puede dejar hasta 100 unidades en el suelo.
- Análisis del agua de riego. Muchas veces el agua que usamos para el riego puede llevar un contenido de nitrógeno alto, por eso es bueno analizar nuestra agua de riego para saber las unidades de nitrógeno que aportamos al regar, ya que podemos llegar a aportar hasta 70 unidades de nitrógeno a través del riego.
- Abono nitrogenado que se va a aportar y su riqueza. Dependiendo del tipo de abono que se va a aportar y su contenido en nitrógeno deberemos fertilizar con mayor o menor cantidad.
Este año, la gama de fertilizantes que Agropal te ofrece crece gracias a la incorporación de abonos que llevan en su composición nitrógeno encapsulado, para unas menores pérdidas en forma de amoníaco (NH3) y para alargar la disponibilidad de nitrógeno para el maíz hasta el final de su ciclo. Con esto conseguimos una mayor eficiencia en el uso del nitrógeno, ahorrando costes y cubriendo las necesidades del cultivo a lo largo de todo su ciclo. Nitrógeno desde el principio hasta el final.
También disponemos de fósforo encapsulado para evitar la retrogradación del fósforo y que su disponibilidad y aprovechamiento sea mayor para el cultivo.
Desde Agropal te ofrecemos:
Megactiv E+S Plus 9-16-16 2Mg 16S 6Ca
Megactiv E+S Plus 10-20-16 2Mg 15S 5Ca
Agromaster 27-14-14 (con nitrógeno encapsulado)
Agromaster 25-14-14 (con nitrógeno y fósforo encapsulados)
Y como abonado de cobertera:
AGROMEZ N+S 40
AGROMASTER N+S 40 (con nitrógeno encapsulado)
YaraVera Amidas
AgroLIQ N28 13S
Consulta al servicio técnico de Agropal: ellos diseñarán el plan de abonado más correcto para tu explotación.
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